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Al cumplir 35 años, dos temporadas atrás, cuando Kobe Bryant renegoció contrato con Lakers, se cotizó como en su época de gloria, aunque ya estaba lejos de ser el que había sido. Cobró 30 millones de dólares por la 2013/14 y firmó por otros 50 millones por dos temporadas, es decir, unos 25 por año. La relación deporte-show-negocio puso a Los Angeles contra las cuerdas. Había que retener a Kobe. Se eligió firmar a la vez la garantía comercial y el certificado de defunción deportiva por dos campeonatos. Esos 25 millones representan casi 40% del tope salarial de una franquicia (63,5 millones). Es decir, tras pagarle a él, no quedó mucho para el resto.
En ese momento los agentes libres más codiciados eran LeBron James y Carmelo Anthony. Rumores los vincularon con Lakers, pero fue imposible cumplirlos. Sin refuerzos importantes, la franquicia tampoco tuvo suerte. En el comienzo de la 2014/15 Julius Randle, ala-pivote de 21 años del que se esperaba buen rendimiento, se fracturó la pierna derecha y quedó fuera por todo el torneo. Además, se arrastraba el último año de contrato de Steve Nash, que por lesiones no protagonizó ni un partido y cobró 9,5 millones, y como si fuera poco, Kobe se lesionó y jugó apenas 38 veces. La consecuencia fue una pobrísima campaña de 21 triunfos, 61 derrotas y el penúltimo puesto en la Conferencia del Oeste. "No nos arrepentimos, para nada. Vale cada centavo de su contrato", dijo el gerente Mitch Kupchak cuando le preguntaron si el acuerdo con Bryant había restado posibilidades.
En esta temporada, la primera real de Randle, Los Angeles tiene dos debutantes como titulares (el otro es D'Angelo Russell). Y como carecía de pivote, buscó a Roy Hibbert, gigante de 2,18m que desde que firmó su acuerdo por 60 millones por cuatro temporadas con Indiana Pacers, decayó progresivamente, hasta llegar a los 7,6 puntos y 6,5 rebotes de hoy. En este contexto, Lakers se olvidó de los playoffs ya antes de la temporada.
Por su trayectoria Bryant será considerado uno de los 10 mejores basquetbolistas de NBA de todos los tiempos, y tal vez hasta quede entre los cinco mejores. Pero en el final de su carrera se convirtió en un lastre. ¿Qué es Kobe actualmente? Un jugador que lanza 16 tiros por partido con apenas 34% de acierto, la mayor ineficiencia de su vida. Pero ni por un momento duda de recortar su protagonismo. Juega 29 minutos por noche y, sin alternativas de liderazgo en la plantilla, sigue siendo el dueño de todo. La prensa fue muy dura con él, y hasta le recuerda que hace un año se convirtió en el jugador que más lanzamientos falló en la historia de la liga, más de 14.000; una observación algo injusta que no observa todo lo que acertó. Pero en cuanto las críticas sobre su actualidad se volvieron más y más crudas, eligió la estrategia de la resignación y anunció su retiro cuando para el final del certamen, cuando todavía quedaban cinco meses de acción.
Kevin Durant, estrella de Oklahoma City, fustigó a la prensa al enterarse: "Fue mi ídolo, siempre quise ser como él. Estoy muy en desacuerdo con los medios porque lo trataron como a una m... Es una leyenda y sólo escuché hablar sobre lo mal que estaba jugando y lo mal que estaba lanzando. Lo crucificaron". Durant sabía bien de qué hablaba. Kobe anunció el retiro y de la noche a la mañana convirtió la avalancha mediática de reprobación en notas de homenaje a su trayectoria. Cada partido como visitante es una despedida. Las ovaciones son incluso de los adversarios; hasta la hinchada de Boston, el archirrival, lo aclamó. Todos saludan al genial jugador que se va, al mismo tiempo que festejan una victoria. Porque Los Angeles sigue perdiendo: lleva apenas 9 triunfos en 43 partidos y sorprendería que alcanzare las 21 victorias de la campaña anterior.
Kobe siempre luchó por ser el actor central. La pelea con Shaquille O'Neal era continua. El voluminoso pivote escribió en su autobiografía esta anécdota: "Pactamos no volver a atacarnos en público. Pero Kobe concedió una entrevista a Jim Gray y dijo que yo estaba gordo y fuera de forma, que estaba exagerando una lesión en el dedo gordo de un pie, que no era tan grave como lo parecía... (sí, eso es. Fue la maldita lesión que terminó con mi carrera). También dijo que yo estaba presionando para conseguir una extensión del contrato cuando había dos 'Hall of Famers' en el equipo jugando 'prácticamente gratis' [Karl Malone y Gary Payton]. Horas antes le habíamos prometido a nuestro entrenador [Phil Jackson] enterrar el hacha de guerra. Y él rompió la tregua. Lo primero que pensé fue «voy a matarlo»". En 2009, al ganar su cuarto anillo, el primero sin Shaquille como figura del equipo, Bryant se descargó: "Todo este tiempo oyendo el cliché de «Kobe no puede ganar sin O'Neal» fue como una tortura china. La gotita de agua cayendo constantemente. Era bochornoso cada vez que lo oía. Espero nunca más oírlo".
Varios jugadores dijeron no querer compartir plantel con él. Lo consideran individualista y ególatra. Además, suele fustigar a compañeros cuando algo no sale como él lo desea. "Debe ponerse los pantalones de hombre", aludió a Pau Gasol. Peor le fue a Smush Parker: "Es el peor jugador con el que he jugado. Ni siquiera debería haber entrado a la NBA". Parker comentó más tarde que alguna vez quiso hablar con él para arreglar el problema y la respuesta de Kobe fue "no tenés jerarquía como para hablar conmigo".
El maltrato a Parker fue un escándalo. No sólo no se retractó; redobló la apuesta cuando se lo consultaron en una conferencia de prensa: "El liderazgo es responsabilidad. Llega un punto en que debés tomar una decisión. ¿Estás dispuesto a hacer lo que sea necesario para elevar el nivel de los que te rodean? Si la respuesta es sí, ¿estás dispuesto a tomar cualquier decisión, incluso si quedás como un villano? Aquí reside la responsabilidad de un líder. Prefiero ser recordado como ganador que como buen compañero".
El pivote Dwight Howard participó en un solo torneo en Lakers. Se fue por su mala relación con Kobe, que tras su salida dijo: "Éste es el equipo que tenemos. Honestamente, me importa una m... Howard".
Aunque lo siguiente nada tiene que ver con lo deportivo, las consecuencias influyeron en algunas decisiones en su carrera. En 2003 fue acusado de violación a Katelyn Faber, empleada de un hotel de Colorado. La noticia ocupó cada día los diarios de Estados Unidos y la fiscalía pidió cuatro años de prisión. Fueron 14 meses de exposición negativa. Se lo comparó con Mike Tyson. Muchos creyeron que terminaría en la cárcel. Sin embargo, la fiscalía retiró las acusaciones cuando la mujer, sorpresivamente, anticipó en octubre de 2004 que no declararía en el juicio.
Casado y padre de una niña, Kobe reconoció la relación sexual con la joven, pero alegó que fue consensuada. Aun sin prisión, su imagen quedó dañada. McDonald's, Nutella y Ferrero SpA cancelaron los contratos que vinculaban la imagen de Bryant con sus productos. Sprite se negó a la renovación.
En medio del escándalo, el escolta anunció que jugaría en el seleccionado el preolímpico de 2003. Sin embargo, entre la carga de la investigación y los medios, ya cerca de la competencia anunció una operación de hombro. Algo similar ocurrió en 2006, cuando se descartó del mundial de Japón por una intervención en la rodilla derecha.
Aunque la causa por abuso sexual se resolvió en su favor, debilitó las posibilidades comerciales de Bryant. En 2007 se decidió a jugar por primera vez en el seleccionado, en el preolímpico de Las Vegas. "La maquinaria del marketing debía ponerse a trabajar", se decía entonces, adjudicándole un interés en recuperar su imagen para los grandes auspiciantes. Luego participó en Pekín 2008 y Londres 2012. Empezó a ser una persona más abierta. Lo demostró con la buen onda con los atletas en las citas olímpicas. Las Leonas lo recuerdan bien: se fotografiaron con Kobe Bryant en el estadio de básquetbol en China. Hasta mejoró su vínculo con los periodistas. Empezó a cuidar su imagen.
Comenzó esta temporada pensando en jugar una más. Pero las cosas no salieron bien. Cuando la situación deportiva se ponía cada vez más difícil, cuando los medios y los simpatizantes empezaban a pensar que la renovación había sido un error muy costoso... justo entonces se dio cuenta de que su cuerpo no estaba más como para esta exigencia. Y tomó la decisión que más lo favoreció. Al fin de cuentas, a Kobe Bryant lo interesa solamente que se lo recuerde como a un ganador.
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